Este mes de octubre se cumplen 500 años de la llegada del emperador Carlos V para ser proclamado rey.  El joven heredero causó una impresión regular en los pueblos palentinos que pisó

“¿Qué rey e qué nada? Vase como un pajecico con una dama con una varilla en la mano.” De tanto que se le había esperado, el rey Carlos, que estaba a punto de convertirse en uno de los hombres más poderosos de la historia de Europa, decepcionó a los palentinos que lo vieron llegar, acompañado por su hermana la princesa Leonor, su inseparable consejero francés y un séquito de centenares, si no miles, de personas.

Corría el mes de octubre de 1517 y el hijo de Juana I de Castilla, La Loca, que por aquel tiempo vivía ya encerrada en Tordesillas, atravesaba nuestras tierras para visitar a su madre, la reina, y proclamarse rey ante las Cortes de Valladolid en febrero de 1518. Era apenas un mancebo de 17 años con aire extranjero, que no hablaba castellano y que miraba a sus súbditos con una expresión afeada por una mandíbula sobresaliente. Así que a no gustó mucho aquel chaval que habría de preservar el legado de los Reyes Católicos.

Así llegó Carlos, aunque aquel viaje del que ahora se cumplen 500 años tuvo más importancia de la que alcanzaban a adivinar los castellanos de entonces. Tras la muerte del Fernando El Católico en 1516, el reino esperaba la llegada del hijo de Juana I de Castilla y Felipe El Hermoso que habría de convertirse en rey de España y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. La flota que lo traía de su Flandes natal había arribado por error a las costas asturianas después de un tormentoso viaje, en lugar de Santander. Carlos emprendió por tierra el camino hacia Tordesillas, pasando primero por San Vicente de la Barquera, donde cayó enfermo.

Repuesto ya, prosiguió su viaje hasta entrar en nuestra actual provincia el 22 de octubre y se quedó cinco días en Aguilar de Campoo, alojándose en la casa del Marqués de Aguilar. Aquí se reunió con el obispo de Burgos y otros prelados y nobles, y donde tuvo ocasión de conocer la auténtica Castilla. Le organizaron festejos y una corrida de toros, que por aquel entonces no faltaba nunca. La villa le gustó, y en ella disfrutó de una corrida de toros, conoció su castillo, su Monasterio de Santa María La Real y el río.

 «No se ven más que las iglesias porque las casas están en tierra obscuras y tenebrosas y las habitan como conejos en sus madrigueras”, escribía Vital.

El historiador palentino Luis Fernández Martín, ya fallecido, relataba en su artículo del volumen Historia de Palencia II que el paso por Aguilar no fue tan agradable para el séquito de Carlos como lo había sido para su rey. “Más de ochenta de ellos enfermaron, unos por exceso de bebida, otros por penosidades del viaje. La mayor parte hubieron de quedarse rezagados; algunos murieron en el hospital”.

Con el estómago lleno (Carlos V debió de ser un comedor excelente), llegó a Herrera de Pisuerga en la tarde del 27 de octubre, y allí se hospedó en la casa del Condestable de Castilla, Íñigo de Velasco. El cronista, Lorenzo Vital, dejaría escrito que a Carlos le agradó Herrera, especialmente el arroyo y los paseos arbolados.

El 29 de octubre se desplazó cuatro leguas, hasta el pequeño pueblo de Abia de las Torres, que entonces tenía unas sesenta casas, todas ellas pobres, y posteriormente se trasladó a Revenga. En esos días comenzaban a llegar labradores para conocer al nuevo rey… Y la primera impresión no era la mejor, ni para los castellanos ni para los flamencos que, acostumbrados a los lujos, encontrarían nuestros pueblos harto desagradables. “No se ven más que las iglesias porque las casas están en tierra obscuras y tenebrosas y las habitan como conejos en sus madrigueras”, escribía Vital.

La entrada en Becerril de Campos la hizo el rey el último día de octubre. Allí se encontró con el condestable, el obispo de Palencia y otros próceres de la zona. El recibimiento y la entrada de la comitiva, con sus trompetas y armas reales, dejó huella en la localidad. El 2 de noviembre prosiguió su viaje hasta Ampudia y pasó una noche en su castillo. Después siguió rumbo a Tordesillas para visitar a su madre.

Según Luis Fernández Martín, Carlos V cruzaría diez veces la provincia de Palencia durante su reinado.

ACTOS CONMEMORATIVOS

Música renacentista: ‘Gratie D’Amore’

V Centenario de Carlos V en Aguilar de Campoo

Conferencia: “La astronomía en la Historia desde la Antigüedad hasta Carlos V: Juan de Rojas y Sarmiento”

Representación histórica sobre Carlos V en las calles de Becerril de Campos

Música renacentista: ‘Gratie D’Amore’

 

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