Su famoso monólogo ‘No solo duelen los golpes’ desnuda con crudeza la violencia machista. En los últimos meses ha vivido una situación de acoso por una denuncia de incitación a la violencia, que finalmente ha sido archivada. Estará en la Biblioteca Pública el 24 de abril

Pamela Palenciano (Andújar, 1982) supo convertir su dolor en humor. Un humor a veces dramático y otras intenso, capaz de sacudir las conciencias con un tema tan difícil como la violencia machista. Entre los 12 y los 18 años, su novio trató de matarla dos veces. La frase que pronunció su psicóloga, «no solo duelen los golpes», terminó convirtiéndose en el título de su monólogo teatral, que podremos ver en la Biblioteca Pública de Palencia el 24 de abril a las 18:30 horas.

Desde que su monólogo la convirtió en una de las activistas más famosas del país, ha vuelto a sufrir violencia. Esta vez en forma de acoso digital, de críticas y de denuncias por incitación al odio. La pillamos por teléfono para esta entrevista el 28 de marzo, de camino en coche entre un acto y otro. Nos regala una primicia: archivada la denuncia contra ella por un supuesto delito de odio, -y contra las instituciones que programaron su monólogo, entre ellas la Universidad de Valencia-. «La batalla no termina aquí», advierte.

¿Por qué gusta tanto su monólogo?

Tengo varias teorías. Primero porque es un diálogo, no un monólogo. Yo relato y el público interviene todo el tiempo. Si el público me da, yo devuelvo, entonces hay una frescura que es vital. Luego, porque voy actualizando muchas cosas  que mi compañera Celia y yo vemos día a día. Por ejemplo, que actualmente hay más violencia en las aulas que antes, y no solo machista…

¿Por qué cree que el humor es el mejor vehículo para denunciar una realidad que tenemos ante los ojos, pero no vemos?

Creo en el humor que encontré yo como espacio de sanación y a la vez para hacer política; el humor feminista, que es el humor que cuestiona el poder desde un lugar más ligero. Y que nos invita a pensar. Porque hay otro tipo de humor, que te hace reír y ya, que no te aporta más, y en ocasiones de él salen arquetipos machistas, misóginos… Es el humor que se ríe de lo que está por debajo.

No todo el monólogo es para reír… ¿Hay quien llora?

Cada día. No es un monólogo al uso: tiene parte de estándar por el giro de los chistes, pero es un monólogo teatral con giros dramáticos. Esa combinación te lleva a distintas emociones: cabreo, enfado… Y se llora. Sobre todo adolescentes, o hijos e hijas de mujeres que han sufrido violencia.

Es un problema universal que no visibilizan las frías estadísticas…

Sí, el patriarcado es mundial, y hay estadísticas frías, y también manipulaciones… Y parece que son menos mujeres, que son un colectivo: el grupo de las maltratadas y el de los maltratadores. Eso en el caso de la violencia heterosexual, además hay otras violencias…

¿Y cómo responden los más jóvenes?

Este repunte de violencia que vivimos mis compañera Celia y yo desde hace tres meses [a raíz de la denuncia por incitación al odio] tiene que ver con el repunte del fascismo en el mundo adulto, en la vida pública -y no solo en el estado Español-. Ese fascismo se respira en las aulas y lleva también a otras violencias: el racismo, la gordofobia, homofobia… En los coles, alguna vez toca un grupo con tres o cuatro tíos que no paran de interrumpir, pero el 99% de las chicas empatiza. Y estoy convencida de que algo les queda.

También hay quien se moviliza para tildarla de feminazi, denunciarla…

El acoso que he sufrido estos tres meses hasta el archivo de la denuncia no se vierte contra mí, por ser Pamela y hacer un monólogo, sino que se está generalizando contra las feministas. Se acusa de incitación al odio y el odio le he sentido yo de forma desmesurada. Es verdad que he sentido un apoyo muy muy grande. Pero el miedo que te ocurre cuando te acosan y cuando te vierten tanto odio es un miedo que vive tu cuerpo, por más apoyo que tengas. Es el miedo de ir, simplemente, en un tren de mi barrio y que dos tíos me estén mirando, unos días después de puesta la denuncia… Estoy contenta por el archivo de la denuncia pero esto no significa el fin de la batalla, tal como está el tema ahora, tanto contra mí como contra otras mujeres feministas y cualquier activista de derechos humanos, LGTBI, racismo… Hemos ganado esta parte pero nos falta mucho.

¿Nota una energía nueva desde el 8M del pasado año?

Por supuesto, y muy importante. Hablamos de la parte jodida que existe todavía, pero es verdad que los feminismos ya no tienen paso atrás. Tanto en el Estado español como en otros países, el feminismo es imparable y va a más. Pero por cada diez personas que avanzan en derechos humanos salen tres que tiran para atrás…

Tiene usted un apellido polémico para nosotros. La palabra Palenciano está vetada por los palentinos, siempre obligados a aclarar que no son de Valencia…

[Ríe] Os comprendo perfectamente, ha sido mi tortura toda la vida: «¿Pamela Valenciano, con V?» ¡Y yo siempre recordando que mi apellido es con P!

¿Apoya nuestra lucha?

¡ Totalmente!

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